La exposición de Mitsuo Miura (Iwate, 1946) en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid (14 marzo - 2 septiembre de 2013) aborda el tema de la memoria desde la perspectiva de los recuerdos que el artista guarda de las exposiciones que ha contemplado en este mismo lugar. La amalgama de imágenes, nombres y experiencias le sirven como punto de partida para 'Memorias imaginadas', una delicada intervención que se integra en la imponente arquitectura del espacio como también en el paisaje que lo envuelve. A través de discos de colores desvaídos situados a dos alturas, y en perfecta alineación vertical, se configura un paisaje de columnas imaginadas entre las que transita el espectador. Columnas que como sedimentos de la memoria dejan abierta la obra a la libre interpretación del espectador que recorre el espacio.
En 'Memorias imaginadas', su intervención en el Palacio de Cristal, profundiza en dos de las inquietudes estéticas que articulan su vocabulario artístico: las formas geométricas y los colores puros. Para esta sede del Museo Reina Sofía, su propuesta parte de lo pictórico y se extiende hacia lo espacial a través de círculos de colores distribuidos por el suelo y suspendidos en la cubierta del palacio. Además, Miura incluye en este trabajo franjas de color situadas de manera intermitente en el zócalo del interior del edificio. Su modo de hacer se construye así como una memoria en la que se reactiva un espacio de lo posible, un área imaginaria de existencia incierta que solo puede ser completada mentalmente. La propia utilización de colores desvaídos remite a la representación de situaciones difusas.
La transparencia que caracteriza el espacio expositivo y la posibilidad de que la luz exterior incida sobre el color, hace que su percepción se modifique levemente según el momento horario y las condiciones climáticas. Un juego visual que no se dirige hacia lo monumental y lo explícito sino hacia lo sugerido y lo íntimo.
La columna aparece como un elemento clave dentro de su búsqueda de lo esencial y la reducción de lo formal hacia sus expresiones mínimas. Sirve como nexo arquitectónico milenario que posee una génesis relacionada con el esquematismo arbóreo. Este relato se complementa con los árboles del propio Parque del Retiro, que sirve como telón de fondo natural del paisaje plástico, abstracto y estilizado que elabora el artista japonés. El contexto exterior se convierte en parte sustancial del sentido que adquiere el trabajo artístico que realiza para el Palacio de Cristal.
La intervención de Miura, como en general toda su obra, busca generar situaciones placenteras, encuentros donde los códigos no están escritos y en los que la percepción se distingue como protagonista. Un contexto donde la memoria y la experiencia actual se funden en el paisaje. Mitsuo Miura, quien en ocasiones se ha definido como un ‘pintor de paisajes’ refuerza en esta ocasión con pequeños puntos de color distribuidos por el espacio, la integración del edificio en su entorno. La mirada encuentra en esta obra puntos de descanso en los que deleitarse y sobre los que reflexionar sumando así otro recuerdo a la memoria del lugar.