La artista Miriam Cahn (Basel, 1949) es muy valorada en Suiza y apreciada en el ámbito germano pero poco conocida fuera de sus fronteras. Una obra profundamente atemporal, la crítica de arte Elena Vozmediano, con gran precisión, la califica de extemporánea -impropia del tiempo en que se hace-, muy lejos de modas y de modos artísticos tendenciosos. Su forma de pintar radical y salvaje pero suave, propia e inconfundible, la hace navegar por un universo figurativo de temática relacional y sexual, donde los estados físicos o mentales, incluso oníricos, tienen representación precisa. Esta temática, no siendo anacrónica, la sitúa a cierta distancia de la punta de lanza de la pintura mundial, no desde luego, por técnica y sentimiento, cuyo neoexpresionismo raya a muy alto nivel.
Cahn tuvo una amplia exposición en Madrid, en la Fundación La Caixa, a comienzos de la primavera de 2003, con motivo de ARCO'03, que ese año tenía a Suiza como país invitado. En su primera época la artista declara: 'Dibujo tumbada, arrastrándome, acurrucándome, con tiza negra; bailo sobre papel blanco y al final me lavo quitándome el polvo del cuerpo'.
Comenta Vozmediano que 'su carrera se divide en dos etapas bien diferenciadas. En la primera se sirvió de la tiza y el carboncillo para hacer dibujos monumentales, primero en la calle, con carácter de acción política y feminista, y luego en soportes frágiles de grandes dimensiones.
Esta etapa se extiende hasta 1994. Son dibujos de trazos violentos, hechos sobre el suelo, a veces con los ojos cerrados, de una gran tensión y dramatismo. El esfuerzo físico necesario para realizarlos era tal que una lesión de espalda obligó a la artista a abandonarlos. En ese momento da inicio la segunda etapa de su trayectoria que, aunque se doblega a la tradicional técnica del óleo, es mucho más arriesgada estéticamente'.
Es indudable que Miriam Cahn es una de las pintoras más sugerentes del panorama actual internacional.
Todas las fotos son de internet.
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