Un puente siempre es un ejercicio atractivo para un arquitecto. En este caso el autor ha conseguido una de sus construcciones más brillantes.
Este es el curioso puente peatonal construido por João Luís Carrilho da Graça sobre la Ribeira da Carpinteira, en Covilhã (2003-2009), que dice de él: 'El sinuoso y segmentado diseño del puente vuela sobre el valle, recorriendo una distancia de unos 220m.
El tramo central se desarrolla perpendicular a la línea del valle, las otras dos secciones ofrecen una inflexión que las orienta hacia sus puntos de anclaje.
La tensionada geometría de su trazado interfiere con la orientación visual y con la percepción de las alturas dominantes de la Serra da Estrela por un lado y con la amplia extensión de la Cova de Beira en la parte baja'.
Es un puente singular; su estructura y acabado le hacen parecer una maqueta, una pasarela de juguete que une plataformas de una ciudad en miniatura.
La parte inferior del tablero, triangulada, siempre en sombra, se pinta de oscuro al igual que los planos perpendiculares al desarrollo del puente de los dos soportes metálicos centrales, lo que le concede, si cabe, mayor bidimensionalidad, lo blanco y lo negro.
Al atardecer el tablero interior queda iluminado por la parte inferior del peto de madera
Es una silueta en el paisaje, no una estructura. Es precisamente este carácter estructural íntimamente ligado a las construcciones de este tipo el que Carrilho da Graça ha querido evitar.
La extraordinaria esbeltez de los tramos lo confirma, construyendo una viga metálica a modo de peto que se pinta de blanco, como las construcciones portuguesas.
Los dos apoyos extremos del puente son dos cilindros de hormigón rodeados por una espiral de adoquines de granito
Cuando nieva en Covilhã la visión del puente es espléndida
Las magníficas fotografías son de Fernando Guerra.
Dios, Rafa, ¡qué pasada de puente! Le auguro un futuro espléndido a tu blog si sigues mostrando cosas tan maravillosas. Un abrazo.
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